El ministro británico de Sanidad, Jeremy Hunt, ha informado de que con estas medidas se dará "más poder" a los padres para que tomen decisiones que sean más saludables para sus hijos, ante las cifras que indican que uno de cada 25 niños de 10 u 11 años padece obesidad.
Otro de los planes es imponer restricciones en la difusión de anuncios publicitarios en televisión o a través de la red de la llamada "comida basura", así como obligar a los restaurantes a colocar la cantidad de calorías que tienen los platos de sus menús. También se propone poner fin a la venta a niños de los llamados 'refrescos energéticos', que contienen altos niveles de cafeína.
Estas propuestas formarían parte de una actualización del llamado Plan Infantil contra la Obesidad, lanzado hace dos años, pero que fue criticado por algunos expertos por no tomar medidas más estrictas para atajar el problema del peso entre los menores.
Como parte de ese plan, el Gobierno recomienda que los niños hagan a diario unos sesenta minutos de actividad física. Las nuevas propuestas serán sometidas a finales de año a un periodo de consulta, para que expertos y padres se pronuncien, antes de que puedan entrar en vigor en el Reino Unido. "Los padres están pidiendo ayuda. Sabemos que más de las tres cuartas partes de los padres encuentran que las ofertas de dulces y tentempiés en las cajas (de supermercados) es molesto", ha explicdo Hunt.
"Es nuestro trabajo, añadió, darle poder a los padres para que hagan elecciones más saludables, y hacerles la vida más fácil". La asesora médica de Inglaterra, Sally Davies, dijo hoy que se trata de unas medidas "fuertes" y "audaces".
Por su parte, el experto Russell Viner, del Real Colegio Médico de Pediatras y Salud Infantil, afirmó que las medidas "ayudarán a las familias a hacer elecciones más saludables y ver una diferencia en la vida de los niños y los jóvenes".