Existen casi 100 variedades de tomates que se clasifican según su uso, tamaño y forma. Está el carnoso, con estrías, el cherry, el redondo, el alargado o el aromático, entre otros.
Un tomate es de calidad cuando se basa principalmente en la uniformidad de la forma y en la ausencia de defectos de crecimiento y manejo. Es un alimento que se puede consumir todo el año pero que está más rico en los meses de verano.
En cuanto a los beneficios que aporta a nuestra salud, gracias al pigmento rojo llamado 'lipoceno', contiene propiedades antioxidantes y puede ser anticancerígeno. "Un elevado nivel de lipoceno en el plasma se asocia con una menor incidencia de algunos cánceres, en especial el cáncer de próstata", según señala la Fundación Alimentación Saludable.
Sin embargo, la cantidad de lipocenos en los tomates depende de la variedad cultivada, siendo mayor en los de tipo 'pera', del grado de madurez, del modo de cultivo y de la forma de maduración (mayor en los cultivados al aire libre y madurados en la planta).
Por otro lado, el tomate triturado o cocinado junto con aceite de oliva virgen extra, ayuda a la mejor absorción del lipoceno en nuestro organismo.
A su vez, presenta un alto contenido en otros carotenoides, que también tiene carácter antioxidante, como la luteína y la zeaxantina. Se asocian con la prevención de padecer cataratas y degeneración macular relacionada con el envejecimiento. Además, aporta abundantes 'fitosteroles', que reducen los niveles de colesterol en la sangre. Y al contener 'tomatina', un antibiótico, posee propiedades antibacterianas, antimicóticas y antiinflamatorias.
Es un alimento bajo en calorías, alrededor de 22 calorías por 100 gramos; rico en agua y en vitamina C, 38 miligramos por 100 gramos; carotenos, 300 microgramos por 100 gramos; y folato, 28 microgramos por 100 gramos.
Además, el tomate aporta una cantidad significativa de fibra así como potasio y selenio.