La confusión puede venir por la similitud de los síntomas a nivel digestivo puesto que ambas producen dolor abdominal, alteraciones en el metabolismo, vómitos, diarreas,...
Pero, aunque los síntomas son muy parecidos, las alergias son mucho más peligrosas y pueden extenderse a otros órganos y sistemas del cuerpo con afecciones a nivel respiratorio o cutáneo principalmente. Incluso, en algunas ocasiones puede llevar a que el paciente sufra graves complicaciones que pueden provocar la muerte, algo que no sucede con las intolerancias.
La principal diferencia entre ambas es que el origen del problema porque aparecen desde distintos sistemas del organismo humano. Las alergias aparecen en el sistema inmunológico y las intolerancia en el digestivo.
La reacción alérgica alimentaria es provocada por un trastorno inmunológico en que el paciente genera anticuerpos y, al reaccionar con el alimento en cuestión, produce la liberación de sustancias nocivas en la sangre que provocan los síntomas más comunes.
Por otro lado, la reacción de la intolerancia alimentaria suele estar causada por una deficiencia de enzima, una sustancia que tenemos en la sangre y que ayuda a la digestión. Son generalmente provocadas por la fracción de hidratos de carbono del alimento.
La lactosa (leche y derivados), la fructosa (frutas y algunos vegetales, la miel, el sorbitol (azúcar usado principalmente en los edulcorantes de los chicles y productos estéticos) y la sacarosa (el azúcar común), son algunas de las intolerancias más comunes que presenta la población.
Los padres deben observar a sus hijos con especial cuidado y si presentan alguna reacción ante algún alimento, acudir al médico para que le realicen un análisis clínico. Las alergias más comunes en los niños suelen ser la leche de vaca, el huevo y el pescado. Posteriormente cuando crecen, a estos alimentos se les suman los frutos secos, el marisco y las frutas.
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