La vuelta al colegio es un momento sumamente importante en la alimentación del niño y que suele implicar también dificultad para los padres. “Esta dificultad será proporcional a la distorsión que en los hábitos alimentarios haya supuesto el periodo vacacional. La vuelta a la rutina de horarios y comidas puede ser un trauma para muchas familias, pero también es un reto ante el que la familia no puede claudicar”, aconseja el doctor Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (GOSEEN).

“Hay que intentar volver de forma paulatina a la rutina, a los horarios fijos, y a respetar las 5 comidas diarias: el desayuno, el almuerzo a media mañana, la comida, la merienda y la cena. Y la alimentación ha de ser lo más nutritiva, saludable, rica y divertida posible, con el objetivo de evitar el cansancio y el desánimo de los pequeños”, explica el experto.

“Cuidar de la alimentación de los niños en edad escolar es una de las principales responsabilidades de cualquier país- asegura el doctor Lecube-. Esta responsabilidad debe estar compartida por los centros escolares y la propia familia, sin olvidar el papel que las autoridades, con su capacidad reguladora, tienen tanto a nivel local como central”.

Según los datos del estudio EnKid, hasta un 8,2% de los niños acuden al colegio sin haber desayunado. Y este es un momento crucial para aumentar el rendimiento escolar y  favorecer el aprendizaje, al evitar la aparición de cansancio durante la mañana. 

No saltarse ninguna comida, fundamental
“El desayuno debe considerarse como uno de los puntales alimentarios del día, y debería aportar entre el 20 y el 30% de la ingesta calórica diaria total- asegura el experto. -Deben introducirse lácteos, cereales y frutas, que conjuntamente nos aportarán una buena cantidad de proteínas, hidratos de carbono, minerales, agua, vitaminas y fibras y evitar, al máximo, el consumo de bollería industrial por ser una fuente de grasa, más perjudicial para la salud”.

Conclusiones y recomendaciones
“No debemos contentarnos con que el niño coma, si no que el contenido de su alimentación debe ser lo más variado posible e incluir un mínimo de frutas y verduras, sin olvidar los productos lácteos, los hidratos de carbono y cierta dosis de proteínas de origen animal, preferiblemente pescado, y mantener al agua como principal fuente de hidratación”, asegura el doctor Lecube.