Una gran noticia que puede provocar que la cifra de obesidad infantil baje, considerablemente, si esos niños viven cerca de zonas verdes y pasean o juegan por sus alrededores.
Para llegar a estas conclusión, los investigadores utilizaron datos, recogidos por medio de cuestionarios, de 3.178 niños en edad escolar, entre 9 y 12 años de edad, que viven en Sabadell, España.
También midieron el 'verdor' circundante residencial como el promedio de diferencia normalizada obtenida por satélite con el Índice de Vegetación (NDVI) en distancias de 100, 250, 500 y 1.000 metros alrededor de cada domicilio. La proximidad residencial a los espacios verdes se definió si la vivienda estaba a unos 300 metros de un bosque o un parque.
Como contrapartida, el estudio también comprobó que vivir cerca de parques puede aumentar la posibilidad de alergias y hasta un 60% de riesgo mayor de padecer asma.