Ya son pocos los niños o adolescentes que no disponen de un dispositivo móvil o lo usan en su día a día. Han nacido con ellos y los consideran una herramienta básica en su vida cotidiana.
Estos aparatos pueden presentar ventajas, pero también inconvenientes para nuestros hijos. Los más peques pueden tener acceso a un contenido adaptado y útil que pueden ayudarle a mejorar la atención, la memoria, la lectoescritura y muchas otras facultades.
Para los más mayores, estos dispositivos pueden ayudarles a sociabilizarse, aunque nunca sustituyendo las relaciones interpersonales, y a sus padres a estar comunicados con ellos.
Pero un uso excesivo puede tener algunos efectos adversos, por lo que hay que utilizarlos siempre en su justa medida.
Una investigación, publicada en la revista 'The Journal of Pediatrics' y realizada por doctores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, han demostrado que existe una relación entre el abuso de dispositivos con pantallas y el aumento de la obesidad infantil.
Los investigadores descubrieron que casi el 20% de los niños estadounidenses pasan más de cinco horas diarias pegados a sus smarphones, tabletas, ordenadores o videojuegos y observaron que estos eran un 43% más propensos a padecer obesidad infantil.
Esto se debía, a que estos niños y jóvenes tenían una mayor vida sedentaria, lo que les hacía beber más bebidas azucaradas y no dormir suficientes horas diarias.
Para solucionar este exceso, los expertos recomiendan a las familias establecer ciertos límites a la hora de consumir este tipo de dispositivos.