Lo cierto es que no es obligatorio esperar después de la ingesta de comida para meternos en el agua, sino que hay que evitar los cambios bruscos de temperatura, las comidas copiosas o hacer ejercicio justo después de comer.
Si cuando estamos haciendo la digestión entramos en contacto con temperaturas muy frías, inevitablemente la sangre tendrá que repartirse por el cuerpo para regular la pérdida de calor, lo que causa mareos y vómitos. Esto es lo que ocurre cuando nos referimos al corte de digestión. Por ello, hay que prestar especial atención a la temperatura del agua después de comer.
Es muy importante que nos mojemos cada parte del cuerpo muy despacio. De esta forma, conseguiremos que nuestro organismo se acostumbre a la temperatura fría del agua..
Sucede lo mismo cuando realizamos una comida abundante y, seguidamente, hacemos deporte intenso porque la sangre que se concentra en el estómago debe fluir por todo el cuerpo para repartir oxígeno suficiente por los músculos que hayamos ejercitado y eso puede provocar una parada en la digestión.
Algunos síntomas de un corte de digestión son: escalofríos, visión borrosa, dolor de estómago, mareos y náuseas, piel pálida o urticaria, tensión y pulso bajo, y en caso extremo, una parada cardiorrespiratoria.
Los pasos a seguir en estas situaciones son:
- Abandonar la actividad que estemos realizando en ese momento.
- Secarnos y tumbarnos con los pies en alto.
- Mantener el calor corporal.
- Dieta líquida y beber abundante agua.
- Reposo total.