Una vez secuenciado el genoma humano en su totalidad, se lograron desentrañar los orígenes de algunas enfermedades, relacionando por tanto el genoma y la salud. Sin embargo, la comunidad científica constató que el estudio del genoma no podía explicar al 100% la aparición y desarrollo de ciertas patologías, y su peso específico era menor del esperado; en torno a un 20%, mientras que el 80% restante dependía de otros factores.
De hecho, a nivel global la morbilidad, es decir el porcentaje de personas que enferman por los factores a los que nos exponemos presentan un gran impacto. La exposición más o menos prolongada a sustancias, hábitos o factores de nuestro entorno, tanto externo como interno, que son completamente ajenos al código genético y a los que nos exponemos desde la concepción, tiene un impacto en nuestra salud.
Estas estimaciones han hecho patente la necesidad de potenciar la investigación acerca de estos factores y de su relación con la salud, ya que de esta manera será posible desarrollar conductas, tratamientos y pautas preventivas que repercutan de manera positiva en la salud de las personas.
En 2005 el científico Christopher P. Wild, actualmente director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, acuñó el término exposoma para referirse a todos los factores que, sin estar ligados directamente con la genética, influyen en nuestra salud.
Estos elementos del exposoma pueden ser el resultado de exponernos a determinados agentes presentes en el medio que nos rodea, como la contaminación, las variaciones climáticas o la radiación solar. También pueden proceder de estilos de vida que perjudican nuestra salud, como el estrés, la falta de sueño, una dieta deficiente o el tabaquismo. Asimismo, ciertos factores biológicos de índole no genética, como los procesos inflamatorios, las alteraciones de la flora intestinal o trastornos metabólicos también forman parte del exposoma.
Son muchas las áreas científicas que han llevado a cabo investigaciones al respecto de la relación entre el exposoma y la salud. La dermatología es una de las más relevantes.
Según los hallazgos de diferentes investigaciones, los factores ligados al exposoma perjudican la salud y la apariencia de nuestra piel en tres aspectos.
Por un lado, factores como la contaminación y el clima dañan la barrera cutánea que protege nuestra piel de agresiones externas y evita la pérdida de humedad que conduce a la deshidratación de la dermis.
Por otro lado, ciertos elementos del exposoma, como la radiación solar o el estrés favorecen la producción de radicales libres, una circunstancia que aumenta la oxidación responsable de la pérdida de luminosidad y de la aparición de arrugas en la piel.
Finalmente, las dietas desequilibradas o carentes de nutrientes esenciales, la falta de sueño, el consumo de alcohol y tabaco, el exceso de sol… repercuten negativamente en los procesos celulares y en la producción de colágeno y elastina. Estos dos elementos son esenciales para darle turgencia, firmeza y elasticidad a la piel, y su falta repercute directamente en la aparición de la flacidez y en el descolgamiento de los tejidos.
En los últimos años Laboratorios Vichy, ha realizado diferentes estudios para conocer cómo impacta el exposoma en la piel, en los que es posible evidenciar que el uso de rituales cosméticos donde se incluye higiene, hidratación y tratamiento antiedad reducen el impacto que tiene el Exposoma a nivel de envejecimiento versus una rutina más sencilla. Así mismo se ha demostrado como el uso de fotoprotección y texturas anticontaminación frenan el impacto del exposoma en la piel.
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