Uno de los principales bulos que circulan en redes sociales es que este año debemos tomar más el sol porque durante los meses de confinamiento se han visto reducidas nuestras reservas de vitamina D. Mientras que lo cierto es que aún será más fácil quemarnos y dañar la piel.
Además, no es cierto que con la protección solar no sinteticemos vitamina D, pues para que esto ocurriese tendríamos que tener todo el tiempo una protección elevadísima, lo que no ocurre casi nunca. De hecho, con 10 minutos de exposición sin protección en los brazos es suficiente para cubrir las necesidades de vitamina D.
Otro de los bulos es que no hace falta aplicar protector solar debajo de la mascarilla o por los alrededores. Sin embargo, al igual que la ropa o las sombrillas, las mascarillas no impiden el paso de toda la radiación solar.
Por ello, las tres organizaciones han actualizado el 'Decálogo de bulos en fotoprotección' para terminar con los mitos y favorecer un uso correcto de los protectores solares.
En él se resuelven dudas sobre la duración de las cremas y sobre los tipos que existen. Además, se recuerda que debemos protegernos también en los días nublados o de invierno, ya que las nubes filtran la radiación infrarroja solar, que es la que nos proporciona calor, mientras que dejan pasar parte de la radiación ultravioleta.
Asimismo, niegan que los fotoprotectores sean válidos de un año para otro, y que todos sean iguales, porque en las cremas solares nos podemos encontrar filtros físicos, que reflejan la radiación incidente, y los filtros químicos, que absorben parte de la misma de determinada longitud de onda y llevan sustancias químicas que pueden provocar alergias.
No obstante, las organizaciones alertan de que los protectores no bloquean el 100% de la radiación solar, puesto que, estar moreno o morena significa que nuestra piel está siendo agredida por la radiación solar y que está fabricando melanina para intentar protegerse.