A la hora de escoger los alimentos que vamos a tomar, es importante que evitemos guiarnos, por ejemplo, por las etiquetas que indiquen que se trata de productos bajos en azúcar pero no especifiquen de forma clara su proporción o contenido. Por otra parte, también es aconsejable no dejarse llevar por las ofertas en materia de nutrición.
Los especialistas aconsejan que antes de adquirir cualquier producto nos fijemos en sus ingredientes, y que diferenciemos si se trata de un producto ultraprocesado o similar. A esto se le sumaría la recomendación de leer con atención la etiqueta trasera de los alimentos y de observar la tabla nutricional del producto, así como la escala de nutrientes que sitúa al producto más arriba o más abajo de acuerdo a su valor nutritivo.
Por otra parte, además de analizar qué tipo de producto vamos a comprar, debemos evitar fijarnos solo en el etiquetado ecológico o integral. Esto se debe a que estas indicaciones pueden resultar confusas o inducir a error, ya que en algunos casos no se referirán al alimento, sino al procesado que ha atravesado el producto. Por ello es esencial identificar qué clase de sustancias menos beneficiosas, como azúcares o aceites industriales se han incluido en la elaboración del producto.
Por último, a la hora de diferenciar si se trata de un producto procesado, deben tomarse en cuenta una serie de aspectos que se reducen a la cantidad de ingredientes que presenta. Se tratará de un producto procesado si supera los cinco ingredientes; o si alguno de estos consiste en harinas refinadas, azúcares añadidos, aditivos, sal o aceites vegetales.
Sin embargo, si la cantidad de azúcar del producto no supera un 10% de su composición, se tratará de un producto procesado que podría resultar saludable. Siempre que no incluya en su composición otras sustancias menos sanas.