El verano y las vacaciones ya no son una excusa para dejar de lado el deporte. La playa puede convertirse estos meses en el mejor aliado para practicar deporte, y además, de forma segura.

El fútbol playa es la mejor opción para los niños más futboleros, pues es la modalidad que menos lesiones provoca. Esta opción ejercita la mayoría de los músculos, además de mejorar la capacidad cardio-respiratoria.

Los niños que prefieran jugar a las palas es mejor que lo hagan dentro del agua, porque mejora la circulación. Además, con la resistencia del agua se ejercitan más las piernas que fuera del mar. El sistema nervioso también se ejercita con este juego, pues aumentan la capacidad de alerta y los reflejos.

El voley-playa es una opción divertida que puede disfrutar toda la familia. Este deporte favorece el desarrollo muscular y mejora la circulación de la sangre, gracias a los saltos y las flexiones. Además, mejora la flexibilidad de los dedos, las muñecas, codos y hombros.

El recreo también puede trasladarse a la playa. Las carreras de relevos o los típicos juegos de patio de recreo pueden practicarse también en vacaciones. La arena de la playa puede sustituir al asfalto de la ciudad y su firmeza pero, al mismo tiempo inestabilidad, provoca que las articulaciones de las piernas se fortalezcan.

El agua de mar también juega un papel importante. El mar o el océano, siempre tomando las medidas de seguridad necesarias, pueden sustituir a la piscina y al cloro de la ciudad. La natación es, sin duda, el deporte más completo. Todo el cuerpo se mueve y se ejercitan todos los músculos, desde los brazos y las piernas hasta la espalda.