Para proporcionar estos servicios de salud de calidad y conseguir la cobertura universal, la nutrición debe ser considerada como un pilar en los paquetes de salud esenciales. Además, son necesarios unos entornos alimentarios mejorados que permitan a todas las personas llevar a cabo una dieta saludable, según señalan desde la OMS.
Para la organización, las intervenciones clave incluyen proporcionar suplementos de hierro y ácido fólico en la etapa prenatal; retrasar el pinzamiento del cordón umbilical en el nacimiento con la finalidad de garantizar que los neonatos reciban los nutrientes importantes que necesitan en ese momento; promover y apoyar la lactancia materna; asesorar sobre la dieta; limitar la ingesta de azúcar y sal en adultos y niños para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
El organismo de Naciones Unidas ha advertido de que en los últimos años se ha producido una disminución global en el retraso del crecimiento (baja proporción de talla por edad). Concretamente, entre 1990 y 2018 la prevalencia del retraso en el crecimiento en niños menores de 5 años disminuyó del 39,2 % al 21,9 %.
Sin embargo, la obesidad está en aumento, dado que la prevalencia de niños considerados con sobrepeso ha aumentado de 4,8 % a 5,9 % entre 1990 y 2018, un aumento de más de 9 millones de niños. El sobrepeso y la obesidad en adultos también están incrementándose en casi todas las regiones y países, con 1,3 millones de personas con sobrepeso en 2016, de los cuales 650 millones (13% de la población mundial) son obesos.