Los padres se apuntaron a El Estirón porque la hora de la comida era una pesadilla. Alex comía mucha cantidad pero sólo de las pocas cosas que le gustaban.
Y eso no era todo, Carla, la única que siempre había comido bien, comenzaba a imitar a su hermana. Alex era consciente de sus malos hábitos e incluso nos lo llegó a confesar. No había manera de convencerle de que probara cosas nuevas.
Pero poco a poco todo empezó a cambiar… una visita a la frutería del pueblo y el tesón de sus padres consiguió que las dos hermanas probaran nuevos sabores en una rica y sana merienda.
Las cosas iban mejorando en esta casa. Además la familia aprovechaba los ratos libres para montar juntos en bicicleta. Un ejercicio que decidieron complementar con clases de Taekwondo. Pero claro, a la hora de sucumbir a las tentaciones las dos hermanas no pudieron resistirse. El Doctor Mariscal hacía recuento de todo lo que Alex Y Carla ingirieron en un rato
En su paso por El Estirón también pudieron vivir una aventura única, recorrer un cuerpo humano gigante. Muchas experiencias, nuevos conocimientos, errores corregidos y otros por corregir… pero al final, los Rosa García han conseguido comer mejor y vivir de un modo más saludable.
¡Hasta siempre familia!