Antes, Níkolas comía compulsivamente cuando estaba inquieto. Ahora, gracias a la mejora en la relación con su madre, come mejor y más tranquilo. Un hogar relajado ayuda a que los niños coman sin prisa.
Además, desde que Níkolas no come solo, las cantidades que ingiere son menores.
Asimismo, a través de unos dibujos, María Luisa Ferrerós ha analizado el estado emocional del niño.