El proyecto, en el que han participado uno 1.000 niños con más de cuatro años y sus padres, se basa en datos de un estudio basado en los factores de riesgo que contribuyen a la salud social y psicológica de los niños.
Para la investigación los niños calcularon su propio tamaño corporal y los autores lo compararon con otras estimaciones realizadas de los 6 a los 8 y de los 8 a los 10 años.
Para llegar a estas conclusiones mostraron a los participantes siete fotos de niños y niñas con índice de masa corporal (IMC) y se les preguntó cuál era la que más se parecía a ellos. Después, los investigadores calcularon la diferencia entre el IMC de las fotos y de los niños participantes.
Así, los investigadores concluyeron que los niños con más IMC subestimaron el tamaño de su propio cuerpo. Además, cuanto mayor es el IMC, más subestimaron el tamaño.