"Estoy de acuerdo" con la idea de que se rebaje la cantidad de azúcar que se añade a muchos alimentos durante su producción industrial, porque "habitualmente comemos demasiada azúcar, más de la que se debe", explicaba el director del Centro de Investigación sobre Obesidad de la Universidad de Washington, Adam Drewnowski. Su opinión ha sido compartida por el jefe del Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Walter Willet, quien ha afirmado que, de hecho, "el azúcar, en sí mismo, no tiene ningún valor nutricional", por lo que, "en general, los azúcares añadidos no son necesarios".
El parecer de estos dos expertos estadounidenses ha sido rebatido, sin embargo, por el presidente de la Sociedad Española de Nutrición, Ángel Gil, y otras especialistas españolas que han defendido la tesis de que la ingesta de más o menos azúcar no es un factor que incremente genéricamente el riesgo de obesidad, sino que incide de manera desigual en las distintas personas. "Nosotros consideramos que no hay suficiente evidencia para hacer esa recomendación" de rebajar la cantidad de azúcar añadida en los alimentos elaborados industrialmente, ha dicho la jefa del Servicio de Nutrición del Hospital La Paz de Madrid, Carmen Gómez-Candela.
Esta experta ha opinado que, si bien esa medida podría ser considerada conveniente por investigadores de algunos países como Estados Unidos, en otros incluso "podría tener efectos negativos" y ha tildado la iniciativa de "tremendamente controvertida" porque, a su entender, no está científicamente justificada. "Evidentemente, si subimos las calorías, el balance energético se va a modificar y, evidentemente, se puede incrementar el peso, pero no es más responsable el azúcar que un almidón o que una carne o un pescado", ha argumentado Gómez Candela. Por ello, considera que culpar "de esa manera al azúcar es un tema muy delicado" y critica algunos artículo "muy terribles" que se han publicado en medios de comunicación con frases como "el azúcar es como el tabaco, el azúcar es una droga o el azúcar es tóxico".
"No se ha demostrado un efecto adictivo del azúcar", ha recalcado Gómez-Candela, que, desde esa premisa, ha dicho que la difusión de titulares así es perjudicial para los pacientes que visitan a los profesionales de la salud en busca de soluciones para sus problemas de nutrición, ya que a estos les "cuesta mucho romper esos mitos". En la misma línea, Ángel Gil ha expuesto que, de hecho, el nivel global de consumo de azúcar por persona se ha reducido en España en los últimos años, en paralelo al incremento de los casos de obesidad, lo cual demuestra, en su opinión, que sus causas hay que buscarlas en otros factores, como "el aumento del tamaño de las raciones" de las comidas. "Tenemos un problema de obesidad muy claro, en España y en otros países europeos, pero está vinculado a un aumento global de la ingesta energética, asociado, además, a sedentarismo y a baja actividad física", y no al consumo de azúcar, ha declarado.
Dolores Corella, profesora del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, ha querido precisar, además, que las recomendaciones genéricas sobre qué se debe o no comer no son adecuadas, porque las características genéticas de cada persona determinan que lo que pueda ser aconsejable para una sea incluso dañino para otra.