El estudio, presentado en el Congreso de Obesidad Infantil (ECO) que se celebra este año en Sofía, Bulgaria, está dirigido por el doctor Gianluca Tognon, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y colegas, fue realizada en ocho países: Suecia, Alemania, España, Italia, Chipre, Bélgica, Estonia y Hungría. Los investigadores utilizaron los datos del estudio IDEFICS (identificación y prevención de los efectos sobre la salud de la dieta y el estilo de vida en niños y lactantes), financiado por la Comisión Europea.

¿Cómo se realizó el estudio?
Tomaron los datos sobre el peso, la altura, la circunferencia de la cintura y el porcentaje de masa grasa corporal en niños de estos ocho países. Además, se entrevistó a los padres de estos menores mediante una encuesta diseñada para el estudio IDEFICS sobre la frecuencia del consumo de 43 alimentos y se obtuvieron datos adicionales con una entrevista telefónica hecha a una submuestra de progenitores.

Se calculó adherencia a una dieta tipo la mediterránea mediante una puntuación en la que se dio un punto para el consumo elevado de cada grupo de alimentos que se considera típico de la dieta mediterránea (verduras, frutas y frutos secos, pescado y granos de cereales), así como uno cuando existía un bajo consumo de alimentos atípicos de este estilo de alimentación, como los productos lácteos y cárnicos. De esta forma, los niños con calificaciones altas fueron considerados con alta adherencia a la dieta frente al resto.

Curiosamente mostrarón que la prevalencia de la alta adherencia a la dieta mediterránea resultó ser independientemente de la distribución geográfica, los niños suecos registrando la puntuación más alta, seguidos por los italianos, frente a los de Chipre, que obtuvieron la puntuación más baja.

El equipo detectó que los niños con un alto índice de adhesión a una dieta parecida a la mediterránea eran un 15 por ciento menos propensos a tener sobrepeso u obesidad que los niños que llevaban una alimentación alejada de la dieta mediterránea, un hallazgo que fue independiente de la edad, el sexo, el estado socioeconómico o el país de residencia.

Al inicio del estudio los niños con alta adherencia a la dieta mediterránea presentaban entre un 10 y 15 % menos de probabilidades de padecer sobrepeso entre aquello que padecían un aumento importante en el índice de masa corporal (IMC)

"La promoción de un patrón de dieta mediterránea ya no es una característica de los países mediterráneos. Teniendo en cuenta sus potenciales efectos beneficiosos en la prevención de la obesidad, este patrón de dieta debería ser parte de las estrategias de prevención de la obesidad de la Unión Europea y su promoción debería ser especialmente intensa en los países en los que se detectan bajos niveles de adherencia", recomienda Gianluca Tognon, investigador de la Academia sueca Sahlgrenska.