Almacenar alimentos durante largas temporadas, puede llevar a que algunos productos comiencen a estropearse. De hecho, en muchos casos una mala conservación puede hacer que empiece a aparecer moho.
Y aunque en algunos casos podemos retirar la parte dañada, la recomendación general pasa por evitar aquellos alimentos que puedan estar en mal estado. No obstante, como recuerdan los especialistas, hay muchos productos que, directamente, llevan estos hongos inoculados para favorecer la aparición del moho. Como por ejemplo el vino, determinados quesos, y algunos embutidos cárnicos.
En ocasiones, sobre todo en lo referente a alimentos como vegetales con bajo contenido acuoso, no sería necesario tirar el producto si empezamos a ver algunas zonas más perjudicadas. En este punto, podemos eliminar esas partes, y cocinar el resto.
Sin embargo, en lo que respecta a frutos secos, cereales, pan, yogures o salsas, así como a legumbres, lo mejor para evitar cualquier riesgo es deshacernos del producto en cuanto observemos el mínimo indicio de moho.
Para evitar que empiecen a estropearse, se aconseja almacenar y conservar los alimentos en espacios frescos y secos, y que no estén sometidos a cambios bruscos de temperatura. Además, es recomendable siempre que se pueda, mantener los alimentos bien envasados, incluso al vacío, y no dejar lo que hayamos cocinado a una temperatura ambiente.