En las piscinas o playas, según la AEPap, el riesgo de contagio se asocia a la interacción social, pues existen estudios que apuntan a que en espacios al aire libre en los que se mantiene la distancia física recomendada (de 1,5 a 2 metros), se usa mascarilla y se llevan a cabo las medidas higiénicas, la probabilidad de contagio es bastante menor que en otros espacios que sean cerrados o mal ventilados.
En los campamentos, el papel de los monitores es muy importante a la hora de controlar que todos los niños y niñas cumplan con las medidas de seguridad, como guardar la distancia durante las comidas o buscar siempre espacios abiertos en los que realizar los talleres y juegos, unas actividades que pueden ser grupales si se siguen las normas y no hay ninguno con síntomatología compatible con el coronavirus.
En cuanto a los viajes, la AEPep recuerda que, tanto los menores como los adultos, deben llevar la mascarilla puesta durante los trayectos en transporte si se comparte con una persona que no es del núcleo familiar. En el caso de que todos los ocupantes del vehículo sean del mismo núcleo, sí que pueden quitarse la mascarilla.
Por otro lado, aunque los nietos y los abuelos tengan ganas de abrazarse después de tantos meses sin verse, aconsejan mantener cierto distanciamiento los primeros días para asegurarse de que ningún miembro de la familia está contagiado.
Además, la AEPpep ha querido recordar que las mascarillas son de uso obligatorio desde los seis años y recomendables desde los tres, y que si se van a exponer al sol, es preferible que se laven las manos con agua y jabón durante 20 segundos, pues cuando están sucias el gel hidroalcohólico no es suficiente.
A estas medidas excepcionales por la pandemia del Covid-19, se le suman las habituales de todos los veranos. Los niños deben llevar protección solar (FPS) aplicada 30 minutos antes de salir a la calle, incidiendo en la zona de las orejas, nariz, labios y empeine de los pies; y llevar gafas de sol y sombrero para una mayor protección. Pero, también es importante que tengan una buena alimentación y que beban agua frecuentemente para que estén bien hidratados.
No obstante, si el menor comienza a presentar algún síntoma, se debería informar al centro de salud de la localidad a través de una consulta telefónica como paso previo a acudir presencialmente al pediatra.