El primer paso para tratar la obesidad en niños y adolescentes, según señala la FEAD, es mejorar los hábitos alimentarios y aumentar la actividad física. Entre las propuestas de su decálogo destaca lo siguiente:
- Desayunar siempre antes de ir al colegio o instituto. Beber leche, pan o cereales y fruta que aportará la energía necesaria para jugar y estudiar.
- Tomar un tentempié a media mañana en el patio porque ayuda a mantener la energía necesaria. Algunas de las recomendaciones son: un bocadillo, una pieza de fruta o algunos frutos secos.
- En el almuerzo es importante comer variado, aprovechar los alimentos frescos de temporada y proximidad.
- No hay que olvidar la merienda que puede ser desde un yogur o queso tierno, fruta, o hasta cereales y frutos secos.
- Consumir tres lácteos al día es fundamental para que los huesos crezcan sanos y fuertes. Las raciones pueden ser en yogur, queso o vasos de leche.
- Comer tres frutas al día ayuda a mantener el peso saludable para correr y jugar a lo que cada niño quiera.
- Incluir el pan en las comidas y si es integral mejor. Agregar al pan aceite de oliva que ayuda a que el corazón esté sano y fuerte.
- Aprovechar las comidas en familia para compartir alimentos y relacionarse.