Este estudio, realizado por la Fundación Thao con la colaboración del Instituto DKV, ha estudiado las interacciones familiares y ha examinado la dinámica familiar durante la hora de comida, recogiendo las estrategias que usan los padres y madres para influir en la comida de sus hijos, el uso relativo de cada estrategia y la respuesta de los más pequeños dentro del contexto de la hora de la comida en el hogar.

Un interesante estudio en el que se ha analizado los aspectos educativos y culturales, la duración de las comidas o las preocupaciones de los padres con respecto a cómo comen sus hijos.

En el estudio se ha analizado el tiempo a la duración de las comidas y se ha podido observar que el ambiente familiar influye y, mucho. Una mayor duración de las comidas suele corresponder a familias con una mayor interacción con los hijos mientras comen y un ambiente positivo de conversación centrada en las actividades de los hijos; en cambio en aquellas comidas que duran menos de 20 minutoslas intervenciones se centran en el comportamiento de comer en sí, y a menudo también en los modales en la mesa, lo que perjudica en que los niños coman como es debido.

La distracción, la lentitud y los modales son las principales preocupaciones de los padres cuando sus hijos se sientan a la mesa, pero hay que tener en cuenta que los niños necesitan su tiempo para comer y que se respete su propio ritmo como condición básica para que la comida pueda representar un aprendizaje positivo, tanto sensorial, de nuevos sabores, aromas o texturas, como sobre todo lo relacional.

Es normal que los niños se distraigan, hasta cierto punto en la mesa pero es alarmante que pierdan tanto tiempo, mientras comen, viendo una película o jugando con el movil. El problema viene porque muchos padres se creen que si distraen a sus hijos con otros factores comerán mejor y más rápido. En cambio, en las situaciones en que no hay elementos de distracción en la mesa y los padres interactúan con sus hijos, interesándose y hablando con ellos, los pequeños se distraen menos y se centran en la conversación y en lo más importante, en la comida.

Por otro lado, es muy habitual que los  padres utilicen el postre como una recompensa, es decir que si el niño come bien y como es debido, se le premiará con un postre. Sin embargo, es importante que el postre se conciba como aliemento dentro de la comida ya que necesario para una buena alimentación.

En cambio, es muy aconsejable otro tipo de estrategias para que los niños no se dejen nada en el plato. Es el caso de la animación, como por ejemplo "vamos, come que ya queda muy poco"; la negociación, como "venga, dos cucharadas más y ya está"; y la de aceptación, "vale, ya has comido bastante".