Precisamente en verano es cuando más aumenta el consumo de grasas y azúcares. El cambio de hábitos lleva a veces a los niños a abusar de los dulces, por eso, aquí tienes unos consejos para evitar que los pequeños engorden demasiado.

1. Fijar una hora para levantarse de la cama por la mañana.

2. Realizar algo de ejercicio físico. Si no puedes llevar a los niños a la playa o a la piscina, aprovecha las horas de menos calor para salir a la calle y disfrutar de los parques de tu ciudad.

3. No todos los helados son iguales. Mucho mejor un polo de hielo que un helado de crema, ya que contiene menos cantidad de azúcar. Además, estaría bien establecer un máximo de dos helados a la semana.

4. Beber mucha agua y no tomar tantos refrescos azucarados. El agua es la única bebida que calma la sed, además de no engordar nada.

5. Evitar el aburrimiento. Correr por la playa, salir a la calle, dar un paseo, nadar, hacer deporte... Intenta ocupar el tiempo libre en actividades divertidas para no caer en el sedentarismo.

Ten por seguro que si mantienes estos hábitos a lo largo del verano, tus hijos, además de mantenterse activos y en forma, no sufrirán tanto la temida vuelta a la rutina.