Estos datos indican que los niños no fueron prevenidos ante problemas como la difteria, el tétanos y la tosferina, por lo que estarían en riesgo de contraer estas enfermedades.
Por el contrario, unos 6,6 millones de niños sí fueron vacunados, aunque no completaron el ciclo de tres dosis en 2016, lo que pone en peligro la efectividad de los distintos tratamientos.
Desde 2010 al 86% de los pequeños se les ha aplicado el ciclo completo, aunque la meta global que tienen la OMS y UNICEF es del 90%. Para ello es muy importante aumentar el nivel de inmunidad llevando los servicios sociales para todos. En España gozamos de uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, por eso tenemos una de las tasas de mortalidad infantil más baja, 0,83 según datos del INE del 2016.
Países como Chad, Guinea Ecuatorial o Nigeria no fueron capaces de cubrir el 50% de la vacunación el pasado año, lo que hace que sea una de los problemas de estos al tener una mortalidad infantil de las más altas del mundo.
Es necesario destacar que las vacunas previenen anualmente entre dos y tres millones de muertes a causa de la difteria, el tétanos, la tosferina y el sarampión, lo que ha llevado a la OMS a considerar que es una de las intervenciones de salud pública más exitosa y rentable.