Uno de cada cinco niños de entre 6 y 19 años padece sobrepeso, según estadísticas recientes y muchos de esos niños también serán obesos cuando sean adultos y presentan un riesgo mayor a la hora de desarrollar algún tipo de cáncer.
Bernard Fuemmeler, profesor y director asociado de Prevención y Control del Cáncer en el 'Massey Cancer Center' de la Universidad Commonwealth de Virginia, Estados Unidos, y autor de este estudio, ha demostrado la relación entre el sueño y la obesidad en niños.
Fuempleler explicó que, investigaciones previas, demostraron que los patrones de sueño juegan un papel en la obesidad en adultos, pero la mayoría de los estudios que exploran la conexión entre sueño y obesidad en niños se han centrado en la duración del sueño, y no en la forma en que influyen el sueño o los patrones circadianos en los comportamientos y el peso.
Así, para estudio, el experto contó con la colaboración de 120 niños cuyas madres habían participado en el Estudio Epigenético del Recién Nacido, un proyecto que examina cómo la exposición ambiental y la nutrición, tanto prenatal como durante la primera infancia, afectan a cómo funcionan los genes.
La edad promedio de los niños fue 8 años y los investigadores controlaron la edad, el sexo, la raza y la educación materna como indicador del nivel socioeconómico.
Para continuar con este ciclo de sueño-vigilia, los niños usaron acelerómetros continuamente durante 24 horas al día a lo largo de un periodo de al menos cinco días.
Para medir los hábitos alimenticios, los niños completaron la prueba de "comer en ausencia de hambre". Los niños comieron e informaron cuando estaban llenos y los investigadores rastrearon la cantidad de comida que tomaron una vez que alcanzaron el punto de saciedad.
Los resultados del estudio indican que, auque la duración del sueño es importante, también puede ser útil para diseñar estrategias de prevención de la obesidad infantil.