Una merienda saludable aportará a los niños la energía necesaria para hacer todas las actividades tras el colegio y jugar con sus amigos.
Sin embargo, no debe ser excesiva para que los peques no pierdan el apetito a la hora de cenar. Debe tener las cantidades adecuadas para que las comidas sean equilibradas y no coman en exceso antes de dormir.
Para que esta comida sea equilibrada hay que tener en cuenta qué, cuánto y cuándo tienen que merendar.
Los expertos recomiendan que la merienda contenga alguno de estos tres grupos básicos:
- Lácteos, bien sea un vaso de leche un yogur natural o queso fresco. Les aportará calcio y proteínas.
- Fruta, con la que podréis crear platos originales como una brocheta de frutas o algún zumo preparado en casa. Esto les aportará fibra, vitaminas y mucha agua.
- Cereales integrales y frutos secos: hazles un bocadillo casero u ofréceles unas avellanas o almendras. Estos alimentos les darán la fibra y energía.
A diferencia del desayuno, en el que tienen que incluir estos tres grupos, en la merienda pueden incluir uno o dos para que no coman en exceso como por ejemplo, un vaso de leche y una fruta.
Además, hay que tener en cuenta otros factores como el hambre que tenga el niño, la actividad física que haya realizado o vaya a realizar y lo que haya comido a lo largo del día.
En la merienda, es conveniente evitar otros alimentos como la bollería industrial, las galletas, las bebidas azucaradas, los preparados lácteos y los embutidos. Todos estos grupos de alimentos son ricos en azucares y grasas, por lo que es conveniente no abusar.