Entre un 4 y un 8% de la población en edad escolar española tiene algún tipo de alergia alimentaria, cifras que van en aumento, según datos de SEICAP. Con la vuelta al cole, la organización reclama más seguridad para los menores con este trance, no solo por el riesgo de reacciones en el entorno escolar, sino por las mayores posibilidades que tienen de sufrir intimidaciones, aislamiento y rechazo.
Cuando estos niños o jóvenes acuden a fiestas, muchas veces no pueden comer lo mismo que otras personas, o en el recreo. Esto las demás personas lo conocen y suelen utilizarlo en su contra, lo que puede convertirse en algo muy serio si desde el colegio no se interviene, pues puede haber riesgo de anafilaxia grave, suelen ser bromas, contaminar la comida de forma intencionada con el mismo, o tocarles con ese alimento.
En el estudio se observa que los niños y adolescentes alérgicos a alimentos pueden estar en mayor riesgo de dificultades socioemocionales y de desarrollo, más aislamiento social y sentimientos de depresión o ansiedad porque suelen tener vergüenza al sentirse diferentes de todos los demás por este motivo.
Los adolescentes con alergia a los alimentos suelen reconocer que el aislamiento social es lo más preocupante de su enfermedad. Además, suelen sentirse diferentes, culpables por estropear fiestas y un estorbo porque piensan que causan molestias o problemas al resto.
Por este motivo, los expertos reclaman que desde la escuela se trabaje en medidas de prevención y educación que garanticen un entorno seguro para todos los niños, especialmente los que padecen una alergia alimentaria que puede acabar en humillaciones o, más grave aún, en una desgracia.