Desde los años 60, cuando comenzó la intensificación y la industrialización de la agricultura, de la ganadería y los rebaños en el campo, el pastoreo ha ido desapareciendo. Los rebaños en el campo han permitido controlar la materia, los matorrales y, con eso, luchar de manera muy sostenible contra los incendios forestales, que es una de las grandes lacras en España.
Además el pastoreo contribuye a preservar los pastos que son sumideros de carbono, de gases de efecto invernadero y ayudan en la lucha contra el cambio climático. De hecho, el pastoreo también actúa activamente para fortalecer a la población y ofrece oportunidades de empleo.
A esto se puede añadir que hay paisajes únicos en la península ibérica, como son las dehesas, las cuales dependen de que sigan habiendo rebaños en el campo. En el interior de estas hay especies únicas como los linces o las águilas imperiales, que producen un producto de nuestra gastronomía mundialmente conocido como es el cerdo ibérico de bellota.
El pastoreo crea empleo en estas zonas remotas, además de mantener nuestra cultura y nuestra gastronomía. Sin el pastoreo no existirían quesos únicos como los de los picos de Europa.
La Política Agraria Común
Abreviada con las siglas PAC, se trata de la gran herramienta que existe para ayudar al pastoreo, aunque sus funciones tampoco benefician a esta ganadería extensiva frente a la agricultura.
Un ejemplo muy claro se encuentra en España con un pastor extensivo. En la comarca de la Vera, en Extremadura, este cobra de la política agraria común una ayuda a la renta de unos 60 euros por hectárea, sin embargo, al lado hay un productor, un agricultor de herbáceo, de regadío o un productor de tabaco en la misma comarca que cobra 1200 euros por hectárea.
Celsa Peiteado, reivindica en el programa de Hazte Eco, que desde WWFprecisamente trabajan para cambiar esta situación a través de una gran estrategia estatal por la ganadería extensiva que permita redirigir los fondos públicos como los de la PAR.La ganadería extensiva puede y debe contribuir, dice, a una gestión sostenible del territorio.
Pretenden, afirma, poder acabar con la burocracia excesiva y diferenciar los productos del pastoreo en el mercado para que los consumidores concienciados puedan apostar por este modelo que es bueno para las personas, bueno para el clima y bueno para naturaleza.
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