Hablamos con Pablo Rodríguez, director técnico de Ecómetro, quien nos comenta que se trata de un edificio que se está construyendo desde los cimientos para que sea cero emisiones. Para conseguir eso, la madera es un material que permite, por un lado, utilizar menos materias contaminantes ya que es material de origen natural y bloquea carbono ambiental dentro de su masa. Por otro lado, el edificio será mucho más ligero, algo que supone menos cimentación y menos hormigón que un edificio tradicional. Además permite empezar a realizar los trabajos antes de que esté hecha la sutura. Se trabaja mediante un modelo informático por el cual se va diseñando cada forma.
Esta técnica lo permite un trabajo más ecológico, limpio, rápido y seguro que recupera el exceso económico en el tiempo de obra y en hacer menos cimentación. La cimentación debe hacerse en hormigón, por lo que hay pocas soluciones para ello, de momento se están usando hormigones compuestos por cementos que incorporan arcillas calcinadas que necesitan menos temperatura de cocción, consumen entre un treinta y un cincuenta por ciento menos.
No se trata de poner muros muy gordos, sino bien aislados. En el interior se usa algodón reciclado de los restos de la industria del vaquero con muy poca aportación de energía, por fuera se usan aislantes de poliestireno, un material que tiene muy poca relación entre energía consumida y eficacia y que permite que edificios como este prácticamente no haya que poner la calefacción.
La madera utilizada en esta construcción procede de bosques gallegos con certificado FSC. La madera que antes venía del centro de Europa (Rumanía y Finlandia) ahora viene de la península. Estos factores hacen que la construcción de este tipo de edificios suponga un entre un tres y un cinco por ciento más de presupuesto en materia de construcción, no del precio final de la venta. Además, requiere una mayor coordinación entre los agentes ya que no se trata de la construcción de un edificio normal.
¿Cuánto consumen estas viviendas?
Este tipo de viviendas consumen un 80% menos de un edificio convencional. Según comenta Giorgos Tragopoulos, CEO de Ecómetro y hasta un 50% menos que un edificio que cumple con el último código técnico. Por otro lado, Iñaki Alonso, CEO del equipo SATT Arquitectura asegura que ha producido más energía de la que ha consumido. En verano se produce más energía, por lo tanto aunque se consumen árboles, se produce un balance positivo y, que por ejemplo, en julio y agosto de 2023 se pagasen cero euros en la factura. "Es un edificio con mucho aislamiento y mucha eficiencia energética, pero también es un edificio productor de energía y la combinación de estas dos cosas garantiza una calidad de vida y un confort en el interior de los edificios y no arruinarte con la factura eléctrica".
El sistema 'Passivehaus' promueve un tipo de edificación que consigue la máxima eficiencia energética. Para conseguir la huella cerro, miden la huella en todo el ciclo de vida y en la fase de construcción porque a partir de ahí pueden contemplar estrategias de minimización de esta. "Para llegar a una huella de carbono muy baja y luego poder compensarla. Estos son los primeros tres pasos para el certificado CO2 nulo, para llegar a edificios de carbono cero. Lo que pedimos en la fase de uso es que todos los consumos energéticos se alimenten por energías renovables", explica Giorgios.
Iñaki explica que se han instalado sistemas de monitorización para que todo aquello que han pensado se materialice en la práctica. Utilizan tres sistemas: una parte para monitorizar los consumos y saber lo que consume la climatización, el sistema de ventilación mecánica o los electrodomésticos. Otra parte es para medir la calidad del aire, cogiendo el aire del exterior, limpiándolo y pasándolo por un filtro. Por úlitmo hay un sistema para medir a tiempo real la cantidad de agua que se está utilizando, una medida que permite que las personas sean conscientes de cuántos litros usan en cada momento.
Hablando en términos de sostenibilidad, la legislación que hay está haciendo muchos avances para reducir las demandas del edificio y el consumo dentro del uso. Sin embargo, no se ha hecho nada todavía para reducir la huella de carbono durante la construcción y durante el fin de vida de los edificios, concluye Giorgios.