Desde la empresa quieren que las industrias se interesen por lo que hacemos ya que supone el futuro y el presente. "Aquí todo nos vale, todo lo que en casa, en principio, todo el mundo tiraría aquí le damos un segundo uso", dice Cristina. Los productos están diseñados para darle otra aplicación y que sea economía circular. Los alumnos están diseñando materiales a partir de peladuras de patata, cáscaras de cacao o de nuez.
"Reutilizamos los restos de telas sin tener que separar por colores o por tipo de material y lo metemos todo en una matriz bio. Podemos tener un material flexible o un material rígido, dependiendo de las propiedades o la aplicación que queramos" nos explica Cristina. A partir de textil triturado, consiguen hacer un material compuesto para que tenga un segundo uso, si es flexible lo pueden utilizar para un monedero porque se puede coser y poner cremalleras, remaches... si lo es rígido puede servir para hacer perchas, maniquíes de una tienda de ropa o incluso las encimeras.
Respecto a eso, Cristina cuenta: "Nos hemos cansado, ha cambiado la temporada, han cambiado los colores... pues puedes cogerlo, lo metes en un cazo con agua, hierves el agua, echas el material textil y en cuestión de segundos te quedas otra vez con los residuos. La tela la puedes volver a mezclar con otra matriz bio y volver a tener otro bolso perfecto para la nueva temporada". Nos muestra también los vasos de zumo de naranja hechos a partir de las cáscaras: secamos trituramos y con resina de pino pueden obtener unos vasos apilables que se pueden lavar y usar todas las veces que sea e, incluso, lavarlos en lavavajillas en un ciclo normal.
Cucharillas comestibles con gelatina
Cucharas a las que le pueden dar el toque y sabor que cada usuario quiera "puedes comértela o puedes volverla a usar en el siguiente café del día posterior", comenta Cristina. Su material son los posos del café ya que permite hacer envases de los que las plantas absorben los nutrientes. Para crear todos estos biomateriales mezclan el residuo con glicerina, maicena o gelatina. Se llaman envases 'take away'. Este procedimiento les permite con corte láser grabar lo que le interese a cada propietario para personalizarlos. Existen envases con cáscara de cacao, para por ejemplo colocar bombones, o con cáscara de mejillón que da un aspecto como de granito. "Tenemos un catálogo donde los alumnos van apuntando sus recetas porque aquí no somos químicos, hacemos más cocina que otra cosa", dice Christina.
Desde el laboratorio se pretende que las empresas se interesen y vean la posibilidad que tienen, puesto que, afirma, que son productos que funcionan y que pueden servir a nivel industrial. El perfil que tienen los alumnos que investigan ahí son en su mayoría estudiantes de ingeniería industrial y desarrollo de producto con un perfil muy creativo y con muchas ganas de aplicar todo lo aprendido y la sostenibilidad en su proyecto final de grado.
Este laboratorio ha recibido el premio cinco días a la acción empresarial más innovadora ligada a la universidad.