En los próximos años, los científicos se tendrán que enfrentar a numerosos retos y uno de ellos es la sequía. Este año, la escasez de agua no solo perjudica a los cultivos de plantas sino que al no crecer, no hay alimento suficiente para el ganado.
Esta es la razón por la que han decidido enfocarse en el desarrollo de nuevos alimentos, más sostenibles y más saludables. Un enfoque nuevo de los grupos que trabajan en productos funcionales y en el diseño de nuevos ingredientes, comenta Marta de Miguel para Hazte Eco, donde esa sostenibilidad se basa en utilizar materias primas que requieran menos agua en su producción.
Es el caso del alimento que han desarrollado en el CIAL (Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación) llamado WOVO, y que constituye una alternativa a los lácteos y a las bebidas vegetales, basado en el huevo.
Y es que el huevo es un alimento que tiene una huella de carbono considerablemente más baja que otras fuentes de proteína de origen animal, y también una huella hídrica bastante baja en comparación con otras fuentes, es decir, la cantidad total de agua que se requiere para producirlo es menor.
El producto está basado en la clara de huevo, una fuente de proteínas de altísima calidad biológica porque tiene los nueve aminoácidos esenciales en las proporciones idóneas. Además, es una fuente de proteína barata que, con el problema de la inflación, también puede ser un beneficio para la población.
Marta de Miguel señala que han desarrollado "un alimento que cumple esos 360 grados dentro de la sostenibilidad y la salud y que está rico, pues no se puede obviar que lo que se produce debe gustar a los consumidores".
Por último, han conseguido algo muy difícil que es industrializar el producto. “Hemos conseguido escalar, llevarlo a la industria y que ahora mismo la gente lo pueda comprar en el supermercado”, apostilla de Miguel.
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