Cuando se destruye o se daña un hábitat, los animales que viven en él tienden a desaparecer. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se tala o se quema un bosque. Pero hay otras causas que ponen en peligro la supervivencia de los animales como la caza y el comercio ilegal, la introducción de especies exóticas o la contaminación. Muchas especies están condenadas a extinguirse porque no se pueden adaptar a los cambios del clima. Es el caso del oso polar, el tigre de bengala, el pingüino, la tortuga de mar o el orangután. Los canguros son otro ejemplo de animales en gran riesgo de extinción. Las altas temperaturas producen incendios forestales que acaban con gran parte de las especies salvajes. La extinción de las especies es un proceso natural que forma parte de la evolución; el planeta experimenta cambios y los hábitats van variando. Lo que no es normal, según los científicos, es al ritmo que se extinguen actualmente. Creen que en menos de 30 años desaparecerán más de medio millón de especies.