Celia Ojeda, responsable de consumo de Greenpeace España, nos cuenta que cada vez que compramos algo online, consumimos recursos y emitimos gases de efecto invernadero. Uno de los principales problemas del comercio online es que los productos vienen muchas veces dentro de varias cajas o plásticos y generan toneladas de residuos. Además, el plástico que envuelve a los productos no se recicla en el contenedor amarillo porque no son envases. Un dato: en China se emitieron 9 millones de toneladas de embalajes procedentes del comercio online y se generaron 13 millones de toneladas como consecuencia del comercio online en 2018. El comercio online puede ser sostenible si usamos envíos normales y concentramos los pedidos. Además, si pedimos que nos lleguen los paquetes en un punto de entrega se contaminará menos, al evitar que muchas furgonetas se desplacen por una ciudad para repartir en cada domicilio. ¿Sabías que el envío rápido necesita tres veces más energía que un envío normal? Además, esta inmediatez suele estar asociada con una devolución gratuita, con todo lo que que esto implica. Para que el comercio online sea una mejor opción se debería reducir la producción a unos niveles más sostenibles, habría que buscar una mayor eficiencia en el transporte de la mercancía y habría que apostar por un embalaje que sea reciclable en su totalidad.