El Ártico presenta un grave problema de basura en las profundidades del Océano. Tanto es así, que en solo diez años la concentración de estos residuos marinos se ha multiplicado por 20, según ha demostrado un nuevo estudio del Instituto Alfred Wegener y el Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI).
Desde 2002, estos investigadores han documentado la cantidad de basura gracias a dos estaciones de la "Hausgaarten" del AWI, una red de observatorios de aguas profundas que comprende, en total, 21 estaciones en el Estrecho de Fram, entre Groenlandia y Svalbard. Los resultados han sido publicados frecuentemente en la revista 'Deep-Sea Research I'.
Desde el inicio del estudio, han detectado 89 piezas de basura en un total de 7.085 fotografías en la zona estudiada, de modo que en total, existe un promedio de 3.485 piezas de basura por kilómetro cuadrado en el periodo de monitoreo de 2002 a 2014.
Este estudio también ha vislumbrado que existe un aumento claro en los dos últimos años pasando de 4.959 pedazos de residuos por kilómetro cuadrado en 2011 a 6.333 en 2014.
La situación es particularmente dramática en la estación norte de la red, la llamada N3, donde "la cantidad de basura aumentó más de 20 veces entre 2004 y 2014", ha señalado Mina Tekman, primer autor del artículo. De esta forma, pasaron de 346 pedazos en 2005 a 9.082 en 2014.
Bolsas de plástico, fragmentos de vidrio y redes de pesca se acumulan en el fondo del Océano Ártico, a pesar de su ubicación, lejos de las zonas urbanas. Sobre todo, los residuos que más abundan son el plástico y el vidrio, debido al aumento del tráfico de busques en la región por al retroceso de hielo. Este residuo, por regla general, se hunde directamente al fondo del océano.
Los científicos también han descubierto una relación positiva entre la densidad de la basura y la expansión en verano del hielo marino. "Si tenemos razón, el hielo marino podría arrastrar la basura flotante durante la formación de hielo. En periodos más cálidos, el hielo se rompe y se transporta hacia el sur en el estrecho de Fram con la Deriva Transpolar, liberando arena arrastrada en el área a estudio cuando se derrite", ha declarado Melanie Bergmann, co-autora del artículo.
En el verano de 2016, el equipo redescubrió un mismo pedazo de plástico que había visto por primera vez dos años antes, lo que demuestra la cantidad de tiempo necesario para que un residuo de este tipo se desintegre. "Las profundidades del Ártico corren en riesgo de convertirse en un depósito de basura plástica", destaca Bergmann.
Desde 'Hazte Eco' colaboramos con Greenpeace en la preservación del Ártico y pedimos tu firma para que sea declarado Patrimonio de la Humanidad. ¡Salva el Ártico!