El arrollamiento a los linces ibéricos supone la causa más importante de mortalidad. Esto lo evidencian las cifras de 2017 en el que hubo 31 atropellos (18 de Andalucía, 9 en Castilla La Mancha, 3 en Extremadura y 1 en Portugal), suponiendo el 53% de las muertes de los linces el pasado año, según informa Iberlince en un comunicado.
En lo que va de 2018 han muerto un total de 14 ejemplares por este mismo motivo, ocho de ellos en la comunidad autónoma andaluza.
Sin embargo, hay que contextualizar esta mortalidad con el incremento de linces (cuántos más linces hay, más riesgo de atropello) y de la superficie ocupada: en 2002 la superficie donde había linces era de 125 km², mientras que en 2017 superaba los 1.500 km², lo que implica zonas de peor calidad y con más riesgos.
Por otro lado, al analizar los datos se han detectado "puntos negros" evidentes, donde es necesario actuar. En total, hay seis tramos de carreteras que concentran el 68% de los atropellos: A-4 en Jaén y Ciudad Real; CM-410 en Toledo; N-420 en Córdoba; A-301 en Jaén y la EX 103 en Badajoz.
La concentración de atropellos en esos tramos permite priorizar las obras de prevención, demostrando que las actuaciones preventivas funcionan (en los márgenes de las carreteras, vallados, limpieza de drenajes, obras transversales, etc). Estas obras de prevención, además, no solo evitan atropellos de fauna, sino que contribuyen a una mayor seguridad vial.