La progesiva degradación de los ecosistemas que se ha generado en los últimos 20 años afecta sobre todo a la selva amazónica y el centro de África. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista Current Biology
El equipo de científicos que lo ha llevado a cabo, liderado por la Universidad de Queensland en Australia, ha cartografiado las áreas más salvajes y vírgenes del planeta. Para poder analizar los cambios que se han producido, los expertos tomaron como base los mapas realizados a principios de 1990, pudiendo obtener así una comparativa global de la situación.
En el nuevo mapa muestra que solo 30,1 millones de kilómetros cuadrados, el 23% de todo el área terrestre, permanecen salvajes, sobre todo en Norteamérican, norte de Asia, norte de África y Australia. De hecho, los científicos han constatado que se ha perdido un área de unos 3,3 millones de kilómetros cuadrados, la mayoría en Sudamérica y África.
"Sin acciones proactivas globales podemos perder las últimas joyas de la naturaleza, y las áreas salvajes no se pueden restaurar. Una vez que se han ido, el proceso ecológico que apoya a estos ecosistemas nunca vuelve al estado original. La única opción es proteger de forma preventiva lo que aún queda", ha advertido James Watson, autor principal del trabajo.