Un estudio, realizado por la facultad de Ingeniería y Ciencias Físicas de las Universidad de Surrey, ha destacado que lo más contaminante de un móvil es su batería, ya que una sola batería serviría para contaminar 600.000 litros de agua que, según datos del Instituto Español de Estadística es el consumo doméstico de agua de todos los hogares españoles durante un día. Además, el uso de un smartphone, de gama alta, libera a la atmósfera 95 kilos de CO2.
El trabajo concluye que de la tecnología que se utiliza en el día a día, el teléfono móvil es uno de los aparatos "más nocivos" para el medioambiente y que su contaminación está relacionada con el ciclo de producción del dispositivo, donde influyen factores como los materiales que se utilizan para su fabricación o el transporte del terminal hasta el punto de venta.
Alexander Thomas, portavoz de 'Back Market', un mercado de productos tecnológicos, ha subrayado que a pesar de que el teléfono móvil contiene algunos materiales muy tóxicos, el 90% de sus componentes son reutilizables.
En concreto, el 50% de la composición de los dispositivos móviles es plástico, el 15%, vidrio y el 25% está compuesto por metales como el hierro, la plata, el cobre o incluso unos cuantos miligramos de oro.
Por ejemplo, con 50 móviles viejos, se podría reunir oro suficiente como para fabricar, por ejemplo, un anillo de boda. Otro de los materiales de "gran valor" que incluyen es el coltán, un metal escaso, ha explicado.
Thomas ha añadido que los terminales móviles contienen también alrededor de 40 materiales tóxicos, como el arsénico, antimonio, berilio, plomo, níquel y zinc, o metales pesados como el plomo, cadmio o el mercurio, entre otros.
"Cuando nos desprendemos de un teléfono móvil es importante que lo hagamos correctamente. Es importante que estos dispositivos no acaben en la basura porque los materiales con los que se fabrican no son biodegradables y estaremos contaminando nuestro entorno durante cientos de años", ha concluido.