En los últimos días nos hemos hecho eco de la incautación de 40 animales marinos que malvivían en el centro comercial Atlantis Plaza de Bogotá, Colombia. Las autoridades, que fueron avisadas por un ciudadano, procedieron a incautar a los animales y trasladarlos "a un lugar seguro".
Ahora, la Secretaría de Ambiente de la ciudad ha considerado a estas como especies invasoras y ha decidido sacrificarlas alegando que constituían una "amenaza a la biodiversidad".
En un comunicado, la entidad ha afirmado que "se vio en la obligación de proceder al sacrificio de dichas especies debido a los enormes riesgos que tienen para los ecosistemas locales la presencia de especies exóticas" como el pez león, la rana toro o el caracol africano.
Muchos son los ecologistas que han advertido de la amenaza de estas especies, como Conservación Internacional, una organización dedicada a la conservación de la diversidad biológica del planeta, que ha publicado un artículo a través de sus redes sociales.
Este suceso ha traído consigo un gran debate y son muchos los ambientalistas que cuestionan la eficacia de los protocolos de rescate durante el operativo.
Estos animales habían sido traídos de forma ilegal del Océano Índico, las Islas Fiji, China y Australia.