Este nombramiento ha supuesto un revulsivo para la ciudad, que ha destinado alrededor de 60 millones de euros para llevar a cabo una programación que marque a residentes y visitantes, con el objetivo de dejar claro que la capital lusa está a la cabeza de la revolución ecológica y de que no hay tiempo que perder en la lucha contra el cambio climático.
20.000 árboles, teatro y conferencias
El 10 de enero arranca oficialmente la programación de Lisboa como Capital Verde Europea 2020 en el Parque Eduardo VII, con un evento al que acudirán el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, António Costa.
El día siguiente habrá una exposición sobre el mar portugués en el Oceanário de Lisboa, antes de uno los eventos más fuertes de la agenda anual, la plantación de 20.000 árboles por toda la ciudad el 12 de enero, una obsesión de la alcaldía que pretende que para 2021 haya 100.000 nuevos árboles plantados.
Además, la ciudad portuguesa organizará charlas sobre el cambio climático, salud y alimentación saludable.
Las iniciativas se repartirán durante todo el año y algunas de ellas coincidirán con la Conferencia de la ONU, en junio, y con el Congreso Europeo de Movilidad, en mayo.
Guerra a los plásticos y las colillas
La ciudad lusa ya tiene experiencia en la lucha a favor del medio ambiente, como con las multas contra las colillas arrojadas al suelo, de entre 25 y 250 euros. Un medida aprobada en 2019 por el Parlamento, que se aplica en todo el país, y que obliga a las empresas a disponer de ceniceros, bajo el riesgo de sanciones de entre 250 y 1.500 euros.
A esto se le suma la prohibición de vender bebidas en vasos de plástico y recientes de plástico desechable en Lisboa, que no llega a vetarlos pero sí los tasará en sus Presupuestos para 2020, en los que se contempla un nuevo impuesto a los embalajes de un solo uso de la comida para llevar.
Sin embargo, Portugal no es el único país que ha comenzado el año con una lucha contra el plástico de un solo uso, ya que varias regiones delCaribe, Tailandia o México han implantado medidas mucho más restrictivas relacionadas con este material.