Los resultados también ponen de relieve las diferencias en los patógenos potenciales y los genes de resistencia a los antimicrobianos que los plásticos nuevos y degradados pueden tener la capacidad de albergar.
Vinko Zadjelovic, de la Universidad de Antofagasta (Chile); Elizabeth Wellington, de la Universidad de Warwick (Reino Unido), y Joseph Christie-Oleza, de la Universidad de las Islas Baleares, junto a sus colegas, caracterizaron las comunidades microbianas halladas en la superficie de películas de plástico de polietileno de baja densidad tras sumergirlas en el río Sowe (Reino Unido) un kilómetro aguas abajo de una planta de tratamiento de aguas residuales durante siete días en febrero de 2020.
La mitad de las muestras de plástico eran nuevas y la otra mitad se habían calentado en un horno durante seis meses para imitar la degradación o meteorización del plástico que suele producirse en el medio ambiente.
A continuación, las compararon con las comunidades microbianas encontradas en una superficie de control (palos de madera) que había estado sumergida en el mismo río durante siete días y con microorganismos extraídos de muestras de agua del río.
Los autores descubrieron que las muestras de plástico, madera y agua albergaban microbios potencialmente patógenos, pero que los tipos de patógenos potenciales extraídos de las muestras de plástico y madera diferían de los de las muestras de agua del río.
Las muestras de plástico y madera contenían los patógenos potenciales 'Pseudomonas aeruginosa', 'Acinetobacter' y 'Aeromonas' -bacterias conocidas como "oportunistas" que suponen un mayor riesgo para las personas con sistemas inmunitarios comprometidos-, mientras que las muestras de agua contenían los patógenos humanos potenciales 'Escherichia', 'Salmonella', 'Klebsiella' y 'Streptococcus'.
Asimismo, los autores descubrieron que, aunque los microorganismos extraídos de todas las muestras contenían genes de resistencia a los antimicrobianos, los tipos de antimicrobianos a los que estos genes conferían resistencia diferían entre las muestras de plástico y madera y las de agua.
Cuando los autores compararon las comunidades microbianas que crecían en plásticos nuevos y degradados, descubrieron que la 'P. aeruginosa' (que puede causar infecciones en pacientes hospitalizados) era especialmente abundante en las muestras de plástico degradado.
Especulan que esto podría deberse a que los plásticos degradados liberan mayores cantidades de compuestos orgánicos que favorecen el crecimiento microbiano que los plásticos nuevos.
También descubrieron que la abundancia relativa de genes de resistencia a los antimicrobianos presentes en las comunidades microbianas era mayor en las muestras de plástico degradado que en las de plástico nuevo, aunque señalan que las razones no están claras.
Los autores sugieren que es necesario seguir investigando los posibles riesgos que la contaminación por plásticos con capacidad para albergar microbios potencialmente patógenos y genes de resistencia a los antimicrobianos podría suponer para la salud humana y la propagación de genes de resistencia a los antimicrobianos en el medio ambiente.