El calor intenso del verano apenas lleva unas semanas en España, el cual se ha hecho notar en zonas como Murcia, que el último miércoles registraba temperaturas superiores a los 44 grados a primeras horas de la tarde. Esta realidad ha provocado sequías y escasez de agua en embalses.
Esta es una de las razones por las que millones de españoles han reducido su consumo medio de agua, que durante la pandemia llegó a superar los 130 litros diarios por motivos tales como el cierre de bares y restaurantes: fuentes como la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) o el Instituto Nacional de Estadística (INE) marcaron en 2020 gastos hídricos de 131 y 133 litros, respectivamente.
De hecho, los datos preliminares apuntan a niveles menores a 128 litros en el próximo balance anual de consumo diario medio de agua por ciudadano. Cifras positivas pese al aumento de la población y hogares españoles, cuyo gasto doméstico hídrico incluye el agua que sale de los grifos y duchas, que debe reducirse al máximo mientras uno se lava los dientes, se afeita o se ducha.
En este sentido, dirigentes ecologistas como Santiago Martín Barajas, responsable de Agua de la confederación española Ecologistas en Acción, recomiendan vivir en pisos antes que en viviendas unifamiliares con jardín puesto que los consumos se triplican. A pesar de ello, asegura que el sector agrario es el grueso principal del gasto hídrico.
Además, muchos de estos expertos han asegurado que, pese a las circunstancias climatológicas extremas, el suministro doméstico de agua está garantizado más allá del invierno en ciudades (grandes, medianas y pequeñas) y municipios con estrés térmico; salvo en pueblos pequeños de serranías sin conexión a redes generales de abastecimiento que estén bajo los efectos de las sequías prolongadas, tal y como cuenta el presidente de AEAS.
Esta tendencia decreciente en el consumo doméstico puede reducirse más en el futuro próximo. Situación que el país experimenta desde hace más de veinte años, cuando la ciudadanía española gastaba hasta 150 litros de media al día. Momento en el que también ya eran habituales las campañas de concienciación para reducir la huella hídrica, las cuales a día de hoy han logrado los efectos sociales deseados.