El tráfico ilegal de marfil de elefantes y cuerno de rinoceronte ha bajado en la última década, pero no significa que esta actividad criminal disminuya, ahora se comercializa con especies menos conocidas según informa la ONU en el Informe Mundial sobre Crímenes contra la Vida Silvestre, publicado por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD) el lunes.
Ghada Waly, directora ejecutiva de la ONUDD, ha explicado que este tipo de delitos infligen daños "incalculables" a la naturaleza, y que ponen en peligro la salud pública, la buena gobernanza y la capacidad de nuestro planeta para luchar contra el cambio climático. Pero uno de los aspectos positivos del informe es que el tráfico ilegal del marfil de elefante y cuerno de rinoceronte ha caído al ritmo del descenso de la caza furtiva de estas especies protegidas, esto se debe a una mejor aplicación de la ley y una mayor conciencia internacional.
El dinero que mueve
El delito por tráfico ilegal de especies protegidas es un tipo de crimen que en muchos países se castiga con penas muy bajas, pero que mueve mucho dinero, por ello atrae al crimen organizado. La ONU explica que este delito está vinculado con "grandes y poderosos grupos del crimen organizado que operan en algunos de los ecosistemas más frágiles y diversos del mundo, desde el Amazonas hasta el Triángulo Dorado", es decir, el espacio fronterizo entre Myanmar, Laos y Tailandia.
El informe de la ONU no ofrece estimaciones sobre las cifras que mueve el crimen organizado con esta actividad, se considera la cuarta más lucrativa después del tráfico de drogas, la trata de seres humanos y el comercio ilegal de armas. Lo que sí indica el documento es un estudio de 2019 del Banco Mundial que calcula el dinero que pierden los gobiernos por estas operaciones ilegales. Pierden entre 7.000 y 12.000 millones anuales en ingresos fiscales por el comercio ilegal de madera, pesca y otras especies animales. Para el cálculo de esta cifra se han basado en estimaciones de los impuestos directos que se pagarían si el comercio se hubiese hecho de forma legal.
Las incautaciones entre 2015 y 2021 muestran delitos en 162 países. Esto afecta a unas 4.000 especies de plantas y animales, de las cuales 3.250 están incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). La demanda de estos productos se basa muchas veces en supersticiones que empujan a la extinción a muchas especies. Algunas de esas creencias implica pensar que sirven de cura para distintos males elementos como el cuerno de rinoceronte o los caballitos de mar, que también se piensa que son afrodisíacos.
Productos más comercializados
Algunos de los productos con los que se comercia son los colmillos de elefante, la piel de tigre, las aletas de tiburón, el anguila europea o maderas preciadas como palo de rosa y palisandro. Pero no solo se venden elemento inertes, también se trafica con ejemplares vivos como ciertos tipos de reptiles, aves o incluso felinos.
Los elefantes y rinocerontes, de los cuales ha disminuido su caza para la venta de marfil y el cuerno de rinoceronte, se han convertidos en símbolos conservacionistas, han recibido más atención y existe mayor concienciación sobre su posible extinción. Sin embargo, animales como el pangolín, que se encuentra en peligro, y otras de las especies afectadas (orquídeas, suculentas, ciertos reptiles, peces...) reciben menor atención pública, según explica el estudio de la ONU. También corren peligro de extinguirse a causa de esta actividad criminal especies como los tigres y los elefantes.
Del pangolín se demanda su carne y sus escamas, a las que la medicina tradicional china atribuye de forma falsa propiedades curativas. La demanda de productos de pangolín es tan elevada que suponen el 28 % de todas las incautaciones de fauna silvestre entre 2015 y 2021. La ONU pide redoblar los esfuerzos para concienciar del efecto destructivo de cierto tipo de consumo, mejorar la coordinación internacional y elevar las penas contra estos delitos. Pero si la respuesta tarda en llegar es posible que el daño sea irreparable.