En 1999, se introdujo de forma accidental el nematodo de la madera de pino en Europa, cerca de Lisboa, y ya se ha extendido a más de la mitad del territorio portugués. Actualmente, representa una amenaza de primera orden para los bosques de coníferas de España y, a largo plazo, de otros países europeos. Ha causado ya enormes pérdidas durante las últimas décadas en los bosques de Asia, donde entró y se expandió antes de su aparición en Europa.
El impacto económico de la dispersión y establecimiento de especies invasoras se conoce por su mortalidad, daños y pérdida de vitalidad en los cultivos agrícolas. Sin embargo, no se ha tratado tanto el impacto que causan en los ecosistemas forestales como generadores de bienes y servicios a la colectividad, hábitats de especies silvestres autóctonas y, en definitiva, como reservorios de diversidad biológico, de compleja cuantificación económica.
Estos efectos son especialmente preocupantes en los espacios protegidos, declarados para asegurar un estado de conservación favorable de hábitats y especies autóctonas, como es la Red Natura 2000.
Este estudio, publicado en 'Forests', se centra en el impacto que el nematodo de la madera del pino podría provocar en los bosques de coníferas, que son especialmente vulnerable sen estos momentos a los efectos devastadores de este organismo.
El trabajo también evalúa en qué medida la expansión de esta plaga podría provocar una pérdida de conectividad entre los espacios forestales protegidos. En concreto, identifica y caracteriza los corredores ecológicos prioritarios para el movimiento de las especies forestales entre los espacios protegidos de la Red Natura 2000 en Portugal.
Los resultados de la investigación muestran que, hasta la fecha, el 49% de los bosques de coníferas de la Red Natura 2000, y el 68% de los situados en los corredores prioritarios entre espacios forestales están ya dentro de la zona infectada. Estos porcentajes podrían aumentar durante los próximos años en Portugal e incluso aparecer en espacios protegidos de España.
En cuanto a las zonas más críticas y frágiles dentro de los corredores prioritarios, los cuellos de botella, los resultados muestran que están ya casi todas cubiertas por el nematodo, un 60%.
Así, el estudio pone de manifiesto el importante impacto que el nematodo del pino está teniendo ya dentro de los espacios protegidos, "y aún en mayor medida fuera de los mismos, por la infección de áreas boscosas que desempeñan un papel fundamental como corredores facilitadores del movimiento de las especies autóctonas entre los espacios forestales protegidos".