Esta nueva tecnología se presentó el lunes y no afectaría a los hábitats marinos naturales, y busca que la piscicultura sea más respetuosa con el medioambiente y eficiente en el uso de recursos. Así lo han comunicado desde la Universidad Técnica de Viena (TU Wien), y han aclarado que este sistema se ha desarrollado con la cooperación de investigadores de la empresa emergente Blue Planet Ecosystems y ha sido financiado por la Agencia Austriaca de Fomento de la Investigación (FFG),
Problemas de las piscifactorías
La construcción actual de piscifactorías interfiere con los hábitats naturales, y las aguas residuales que son el resultado de su actividad y tienen altas concentraciones de residuos de alimentos, excrementos de peces o, incluso, antibióticos y pesticidas, pueden afectar zonas muy amplias.
Paul Schmitzberger, presidente de Blue Planet Ecosystems, quiere salvaguardar la biodiversidad del planeta, por ello ha asegurado que "Aunque la población mundial siga creciendo, no debemos aumentar la cantidad de tierra necesaria (para la fabricación de alimentos), sino reducirla al máximo"
El sistema desarrollado
Para su desarrollo se ha implementando un sistema autónomo de tres etapas. "Podemos imaginarlo como tres contenedores del tamaño de un vagón de ferrocarril, apilados uno encima del otro", explica Oliver Spadiut, profesor del Instituto de Ingeniería de Procesos, Ingeniería Medioambiental y Biociencias Técnicas de la TU Wien.
El sistema funciona de tal modo que en la primera unidad se cultivan microalgas que realizan la fotosíntesis, absorben CO2 y convierten la energía solar en compuestos orgánicos. En una segunda etapa, estas algas sirven como alimento para el zooplancton, varias criaturas pequeñas que miden milímetros o menos y que concentran nutrientes, purifican el agua y luego sirven como alimento para la tercera unidad, donde se crían los peces o crustáceos que finalmente serían ingeridos por el ser humano. Luego, para completar el ciclo, el agua residual de esta tercera pecera regresa a la primera, donde las algas extraen nutrientes como el nitrógeno o el fosfato de las aguas residuales y, con la ayuda del sol, se genera una nueva biomasa. Eso sí, este ciclo requiere de un seguimiento continuo.
Para su experimento, los investigadores optaron por criar cíclidos africanos. El "ingenioso" invento, aún en fase de desarrollo, permitiría utilizar el escaso recurso de agua dulce de forma muy económica, e incluso criar peces en zonas desérticas y áridas, destaca Spadiut Mantener
Actualmente, el equipo de científicos está investigando cómo varían las propiedades de las aguas residuales de pescado y los parámetros que las determinan. "El objetivo es analizar cómo afecta la edad de los peces a las aguas residuales o qué algas del recipiente superior requieren cuánta luz para producir la biomasa necesaria", explica el investigador austriaco. Si bien requiere una tecnología de medición, el sistema pretende ser sencillo y fácil de usar.