Cada año, alrededor del mes de noviembre, los pingüinos africanos mudan sus plumas, lo que les impide acceder al océano durante tres o cuatros semanas para no morir de hipotermia. Esto hace que no puedan alimentar a sus crías, que se quedan sin sustento y acaban falleciendo por el hambre.
Gracias a la ONG sudafricana Sanccob, las crías de estos animales pueden sobrevivir. Esta organización recoge a los pingüinos abandonados de las colonias del Cabo y los trasladan a centros de rehabilitación, donde los alimentan hasta que crecen y pueden mantenerse por sí solos en su propio hábitat.
Los cuidadores recogen a estas aves y le suministran alimentos y vitaminas que les ayudan a sobrevivir. Tras un proceso de recuperación de unas tres semanas, son puestas en libertad en diferentes colonias del Cabo.
Cada semana mueren, una media, de 23 pingüinos africanos por falta de comida en los océanos en los que la pesca está acabando con las anchoas y las sardinas de las que se alimentan estos animales. Hace cien años, vivían en las costas e islas de Sudáfrica y Namibia alrededor de un millón de pingüinos, de los que solo quedan unos 25.000.
Ahora, gracias a este proyecto, que se inició en 2006, ya han salvado a más de 4.000 ejemplares.
Pero también podéis colaborar desde casa con la causa mediante donaciones privadas o adopciones simbólicas por unos 50 euros. Cada persona que adopte una de estas crías, recibirá una foto del animal y podrá elegir un nombre para él. ¡Entre todos, podemos darles una segunda oportunidad!