Las plantas tratan a diario el enorme caudal de energía que el sol proyecta sobre la Tierra en forma de luz, un proceso natural que en el futuro podría abastecer de electricidad a los hogares, o al menos eso piensan tres emprendedores que ya han conseguido cargar el móvil con una maceta.
Tres jóvenes andaluces dejaron asombrados al jurado del Congreso Mundial de Móviles, cuando presentaron su proyecto "Bioo", una tecnología capaz de convertir la fotosíntesis de las plantas (proceso de creación de energía natural) en una fuente continua de electricidad.
"Hemos usado nuestros prototipos hasta ahora para cargar el teléfono móvil, y desde mediados de este mes lo vamos a vender en una campaña de 'crowfunding'. No pensamos en recaudar mucho dinero, sino que nuestra finalidad es conseguir una validación del mercado real", han expresado los jóvenes creadores.
Pablo Manuel Vidarte, Rafael Rebollo y Javier Rodríguez han patentado una "pila biológica" que permite convertir en electricidad las sustancias que segregan las plantas durante la fotosíntesis, mediante unos microorganismos que rompen sus moléculas y rompen electrones.
"Funciona tan simple como colocar el panel con nuestra tecnología, ponerle tierra encima y plantar una planta. Un metro cuadrado de plantas te da para producir de 3 a 40 vatios, dependiendo del tipo de planta, si es más grande o más pequeña, y también de la especie que utilices", ha explicado Vidarte.
Los autores sostienen que sus pilas biológicas podrían abastecer el consumo de electricidad de un hogar estadounidense con un jardín de 10 metros por 10 plantado con césped (o de solo 3 metros por 5 si se plantan arbustos o árboles).
"Una instalación de paneles fotovoltaicos en un jardín puede costar entre 10.000 y 20.000 euros para abastecer una casa y la recuperación de esa inversión lleva de 10 a 20 años. En cambio, usando paneles Bioo, el coste es de unos 5.000 euros y la inversión se recupera en alrededor de 4,4 años" ha expresado Vidarte.
"La energía nunca ha sido tan verde" es el lema de estos tres jóvenes, que prueban suerte en la generación de electricidad que no sólo contribuye a no emitir más CO2, sino que, si tiene éxito, reducirá la presencia de esos gases en la atmósfera gracias a las plantas.