"Perú ha experimentado en las últimas cuatro décadas drásticos cambios en su territorio que impactan los ecosistemas naturales y medios de vida de la población urbana y rural", ha señalado Renzo Piana, el director del Instituto del Bien Común (IBC), la entidad que lidera MapBiomas Perú, un proyecto que monitoriza el cambio de uso del suelo y superficie de agua. Uno de los ejemplos más alarmantes de estas transformaciones es la pérdida de 94.500 hectáreas de superficie glaciar que el país ha experimentado entre 1985 y 2022, por el cambio climático, lo que supone un 47,7 % de merma de este ecosistema vital para el equilibrio hídrico. "Las principales consecuencias de la reducción de los glaciares es que son una fuente de agua, entonces va a afectar al ciclo hidrológico y por tanto a las poblaciones. Nosotros en el desierto costero necesitamos el agua que viene de los Andes, de nuestros glaciares, y perderlo también afectaría mucho a la actividad agropecuaria e industrial", ha manifestado la responsable técnica de agua y humedales de MapBiomas Perú, Nicole Moreno. El estudio de MapBiomas Perú revela la pérdida de 4,1 millones de hectáreas de vegetación natural (4 % de su extensión inicial), incluyendo ecosistemas de bosques, matorrales, herbazales, pastizales y manglares.
"Estos cambios en la cobertura natural están asociados a la expansión de actividades humanas, como la agropecuaria, la minería, acuicultura e infraestructura, que al 2022 han aumentado 4,2 millones de hectáreas", indica el informe. Además de alertar sobre pérdidas de superficies en glaciares y la Amazonía, el informe muestra las transformaciones ocurridas en las zonas costeras, y señala que se han perdido 616,8 hectáreas a de manglares entre los años 1985 y 2022. "Como parte de los beneficios a la sociedad, los manglares proveen alimentos y recursos, ayudan a la filtración de agua para mejorar su calidad, protegen el hábitat de la biodiversidad costera; pero sobre todo reducen la cantidad de carbono en la atmósfera y así enfrentar el cambio climático", reza el estudio.
Por último, este centra la atención en la expansión de la actividad minera sobre el territorio nacional, registrándose un aumento de 4.315 % en 38 años (de 3.800 a 169.300 mil hectáreas), con una marcada aceleración entre 2009 y 2022. Madre de Dios es el departamento con mayor extensión de la minería (82.900 hectáreas), seguido de Ucayali (59.200 hectáreas); y se observa que, en la costa y los Andes, el 35 % de la superficie usada para minería se encuentra dentro de comunidades campesinas. Moreno explica que desde la organización piden a las distintas instituciones y autoridades generar políticas públicas "que ayuden a lograr un desarrollo sostenible" y una planificación con base en el conocimiento de lo que ocurre en cada territorio, por lo que este informe puede ayudar a la toma de decisiones acertadas con la cantidad de datos generados.