El perro estaba viajando a la ciudad de Iquique, en el norte de Chile, junto con su compañera humana Ligia Gallardo. El can, de dos años, viajaba dentro de un transportín en el compartimento de carga del avión. Pero cuando el avión aterrizó, Ligia se encontró con que el transportín estaba vacío.
La bodega de carga se abrió por accidente durante el desembarque y el transportín de Gaspar se cayó abriéndose, lo que hizo al animal salir corriendo asustado. Gaspar escapó hacia el desierto de Atacama, donde deambuló durante casi una semana antes de que le encontraran.
Las autoridades alertaron a Gallardo de que había ocurrido un accidente y que el animal se había escapado. Según Janis Cavieres, la dueña del animal, el transportín se había caído de la bodega, abriéndose tras el impacto. El ruido debió asustar al perro, que echó a correr.
Cavieres intentó rastrear a Gaspar mediante una operación de búsqueda que organizó en redes sociales. Habían visto al perro varias veces por el desierto, pero su rescate no estaba asegurado, según los medios locales. La aerolínea y el ejército local proporcionaron vehículos y personal para llevar a cabo la búsqueda. Finalmente, el equipo FACH de la Base Aérea Los Cóndores, encontró a Gaspar y lo llevaron de vuelta con su dueña.
El veterinario que trató a Gaspar después del rescate, Paola Bravo, explicó que "el animal estaba sucio, estresado y malnutrido. Perdió mucho peso después de estar seis días desaparecido".
A pesar de sus condiciones, tras unos días de recuperación, Cavieres confirmó que Gaspar estaba "cada vez mejor y poco a poco ganando peso".
La aerolínea aceptó la responsabilidad del compartimento roto y las consecuencias de la desaparición de Gaspar. Además, están investigando si la apertura de la bodega de carga fue causada por un error humano.