Esta cifra supone un incremento de 64 linces en comparación con los censados en 2016, o lo que es lo mimso, un 13% más, según ha afirmado José Fiscal, el consejero andaluz de Medio Ambiente de Andalucía y Miguel Ángel Simón, responsable de Iberlince, que es el último programa de LIFE para la conservación de la especie.
Andalucía acoge la mayor parte de los linces ibéricos que residen en la península. Hasta ahora se han censado en esta comunidad 402 ejemplares, sólo cinco más que el año pasado, lo que supone un incremento del 1%, el más bajo de los últimos cinco años
La enfermedad hemorrágica es la principal culpable de la relantización del crecimiento de la población de lince en Andalucía.
En 2017 se produjo un repunte de fallecimientos de linces con 58 ejemplares muertos, 41 de ellos en Andalucía. Del total, 38 fueron atropellados, cinco más que en el 2016. Para la Junta de Andalucía estas cifras de muertes "precisan de un análisis en profundidad para adoptar las medidas oportunas".
Sin embargo, para José Fiscal, los datos generales confirman la buena evolución de las poblaciones de lince ibérico.
En las áreas de reintroducción nuevas de Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha la población va creciendo y se están consolidando los objetivos de 5 hembras por zona.
Además, han comenzado las conexiones entre estas áreas, lo que indica que es viable el objetivo que se va a plantear en el futuro proyecto Life Naturaleza solicitado a la UE de conectar las diferentes áreas de presencia y reintroducción.
Ya existe un intercambio fluido de ejemplares entre Guadalmellato-Cardeña-Andújar-Guarrizas, todas ellas zonas de Sierra Morena, y de éstas con Ciudad Real, según el consejero.
Algunos linces se han movido entre el Valle de Matachel, Badajoz y Montes de Toledo y Sierra Norte de Sevilla; así como entre Doñana y Vale do Guadiana, Mértola, en Portugal.