Aunque muchas personas lo consideren divertido y parecido a hacer manualidades, pintar los caparazones de estos animales puede comprometer seriamente su salud, puesto que obstruye la absorción de vitaminas del sol que son necesarias para su supervivencia, les ocasiona problemas respiratorios y absorben químicos perjudiciales en el torrente sanguíneo.
Por otro lado, los colores vivos hacen que destaquen más y las convierten en seres más vulnerables para los depredadores.
Además, eliminar la pintura no es tarea sencilla. En muchas ocasiones, personal cualificado para ello necesitan varias sesiones de limpieza. El proceso se divide en sesiones para no causarle estrés al animal. Y, generalmente, las tortugas tienen que ser sedadas por el veterinario para que no sufran y tener más facilidad de eliminar la pintura.