La población de peces migradores de agua dulce, como el salmón, la trucha o el bagre del Amazonas, ha disminuido un 76% a nivel mundial, y un 93% en Europa,, en los últimos 50 años como consecuencia de la fragmentación de sus hábitats, la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, según un informe en el que han participado investigadores de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), WWF y The Nature Conservancy.
Los autores señalan que estas especies son vitales para satisfacer las necesidades de seguridad alimentaria, y que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de ríos, lagos y humedales.
Por otro lado, los humedales están desapareciendo tres veces más rápido que los bosques, y existen barreras fluviales, como los embalses, que interrumpen los ciclos de vida de este tipo de peces ya que son incapaces de llegar a sus zonas de apareamiento o de alimentación.
Ante esta situación, los investigadores han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para reorientar la planificación fluvial con medidas de conservación alternativas a las grandes infraestructuras hidráulicas.